Durante los procesos de duelo se pueden ofrecer distintos tipos de apoyo a los dolientes, tanto en los momentos inmediatos al fallecimiento como en los momentos de después. A veces la necesidad de ayuda aparece a partir del cuarto o del quinto mes del fallecimiento como consecuencia del fin de la negación y de la adaptación a la nueva realidad de la pérdida.
Ayuda en el duelo inmediato al fallecimiento
En los momentos iniciales se puede ayudar al doliente y a su familia de la siguiente manera:
• Procurar crear un clima íntimo y acogedor.
• Ofrecerles bebidas calientes (sirve para aliviar tensiones e iniciar una conversación).
• Ofrecer apoyo psicológico.
• Ayudar en la gestión del funeral.
• La contemplación del cuerpo de la persona fallecida es muy importante para evitar posteriores fantasías, temores y fantasmas.

La persona que se haga cargo de los familiares del fallecido:
– Les advertirá si el cuerpo presenta alteraciones visibles o cuál es su aspecto actual (intubado, conectado al respirador si es donante de órganos, etc.).
– Les permitirá que le toquen y le hablen para que puedan «despedirse».

Les acompañará durante todo el tiempo que permanezcan con el cadáver. – Este tiempo no suele prolongarse más allá de 15 minutos.

✅ Ayuda después del fallecimiento:


• Se avisará, si lo desean, a algún familiar o amigo.
• Se les ayudará a expresar sus sentimientos, evitando recriminar y facilitando la ventilación emocional.
• Se acompañará el duelo, sin forzar la situación y evitando las «frases inútiles» («Sé cómo te sientes», «Con lo bueno que era», etc.).
• Se les ayudará a expresar la ira, a llorar.
• Se les acompañará a iniciar las gestiones necesarias.
• Se sugerirán, sin imponerlas, decisiones necesarias: descansar, dormir, comer… • En estas situaciones, siempre es mejor hablar que medicar.

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